Te cuento la verdad: grabar voces en un piso de ciudad no es fácil. Yo misma me he encontrado más de una vez interrumpiendo una toma porque pasó la ambulancia, porque el perro del vecino decidió contarle su vida a medio barrio o porque alguien se puso a arrastrar muebles a las once de la noche. No es lo mismo grabar en nuestro estudio profesional en sonicaworks que cuando lo hago en mi casa.
Pero también te digo esto: es totalmente posible lograr grabaciones decentes (y hasta muy buenas) sin tener una cabina profesional. Solo requiere entender lo que pasa en tu espacio y usar un poco de creatividad (y paciencia).
Hoy quiero compartirte cómo me organizo yo para grabar voces en casa, con todas las limitaciones de vivir en un piso normal.
Aceptar tu espacio (y dejar de odiarlo)
Para mí, lo primero fue dejar de quejarme y aceptar que mi piso no es un estudio de grabación de miles de euros.
Las paredes rebotan sonido. Los techos son altos. Y el tráfico no va a desaparecer.
En vez de pelearme con eso, decidí observar:
- ¿Dónde resuena más mi voz?
- ¿Qué pared está más cerca del micro?
- ¿En qué momentos hay más ruido afuera?
Empecé a hacer pequeñas pruebas, simplemente hablando o aplaudiendo en distintos rincones para escuchar los reflejos. Suena tonto, pero es súper útil.
Acondicionamiento casero: lo que uso de verdad
No tengo paneles acústicos comprados. Lo que hago es improvisar con lo que hay:
- Mantas gruesas colgadas del perchero para cubrir paredes cercanas.
- El armario abierto lleno de ropa es mi difusor favorito.
- Una alfombra densa para frenar reflejos del suelo.
- Cortinas pesadas para atenuar algo del ruido de la calle.
Muchas veces he grabado con una manta encima del perchero y otra enrollada detrás del micro. ¿Bonito? No. ¿Funciona? Sí.
Escoger el momento ideal
Aquí confieso algo: soy maniática con los horarios.
He aprendido que hay momentos donde simplemente no vale la pena grabar. Cuando hay mucho tráfico o la vecina está con el aspirador, prefiero esperar.
Normalmente grabo temprano en la mañana o bien entrada la noche. Hay menos ruido, menos distracciones y hasta yo estoy más concentrada.
Micrófono y técnica personal
También te hablo de los micros. Tengo un condensador que suena precioso… pero capta hasta mi respiración cuando estoy nerviosa.
En mi piso suelo usar micros dinámicos si no puedo controlar tanto el entorno. Son menos sensibles al ruido ambiental.
Pero incluso con condensador, aprendí a:
- Usar patrón cardioide siempre que pueda.
- Acercarme bien al micro (evitando ganancia absurda).
- Controlar mi proyección: ni gritar ni susurrar de forma inestable.
Mi regla de oro: la paciencia
Te soy sincera: he borrado tomas enteras porque se coló la sirena de la policía. Me he reído de mis propias frustraciones más de una vez.
Al final, la paciencia es clave. Cuando no puedes controlar el entorno, controlas tu reacción. A veces grabaré otro día. O cortaré y volveré a empezar.
Un truco extra: usar lo que ya existe para esto
Te cuento algo: por mucho que me guste improvisar con mantas y percheros, reconozco que hoy hay soluciones pensadas justamente para esto.
Hay pantallas acústicas portátiles (esas “semi-cabinas” que pones detrás del micro) que ayudan bastante. No hacen milagros —todavía oirás el tráfico si vives en una avenida— pero reducen reflexiones inmediatas y dan un sonido más controlado.
Yo probé una de estas pantallas hace tiempo y la diferencia fue notable, sobre todo en agudos molestos que rebotaban en las paredes.
También hay kits de espumas acústicas adhesivas baratas, aunque ojo: no te van a aislar del ruido exterior, solo ayudan con los ecos internos.
Para mí, la clave es combinar:
- Lo que tengas a mano (mantas, alfombras)
- Alguna herramienta comprada si puedes permitírtelo
Es como armar un set de supervivencia acústica personalizado para tu piso.
Además de pantallas acústicas, hay micrófonos pensados para grabar sin complicaciones. El RØDE NT‑USB+ es un todo‑en‑uno: tarjeta de sonido, preamplificador de calidad y efectos DSP que se controlan desde la app. Lo probé una temporada y, aunque no elimina el tráfico de fondo, me ahorró mucha configuración. Para espacios aún más reducidos existe el NT‑USB Mini, sencillo pero muy efectivo. Y si prefieres un enfoque más “broadcast”, el RØDE PodMic USB (dinámico con USB‑C) es robusto, directo y capta bien tu voz ignorando el ruido de ambiente
Aquí te dejo enlace al vídeo que hice sobre el RØDE NT‑USB+ hace ya unos años (madre mía como pasa el tiempo, aunque hay productos que lo superan como éste)
Y aquí otro que grabamos con David Amo también hace algún tiempo….sobre NT‑USB Mini
Y este artículo publicado en sonicaworks más recientemente
Y si pones en nuestro buscador RØDE, verás otras opciones que a día de hoy para mí son las mejores del mercado junto a estas. Aunque es cuestión de afinidad personal, porque utilizo habitualmente esta marca. No todo es RØDE en el mercado.
Si buscas otras opciones, hay micros USB y dinámicos de la competencia que también valen mucho la pena. El Audio-Technica AT2020USB+ es un clásico que suena limpio y profesional sin apenas retoques. El Blue Yeti sigue siendo popular por su versatilidad de patrones, aunque hay que controlar el entorno porque es sensible. Para algo más orientado a streaming, el Elgato Wave:3 tiene software muy útil y un limitador que salva vidas. Y si de verdad quieres bloquear ruido de piso, el Shure MV7 es dinámico, con USB y XLR, y suena a podcast pro incluso en habitaciones algo ruidosas.
También hay otras marcas que están sacando opciones muy decentes. AKG con su Lyra USB ofrece buena calidad con controles directos en el micro, Samson con el Q2U es muy económico y tiene salida USB/XLR para crecer poco a poco, y Behringer tiene modelos como el Bigfoot USB que sorprenden para empezar sin gastar mucho. O el Beyerdynamic FOX. Es un condensador grande que graba a 24‑bit/96 kHz, con un sonido cálido, limpio y muy profesional
Eso sí, su patrón solo cardioide limita su uso en entrevistas dobles, y el preamplificador de cascos distorsiona un poco, la verdad, pero su cuerpo metálico y calidad hacen que encaje perfecto como opción “todo‑en‑uno” para home‑studio. Si quieres ver el review…
Por supuesto, hay quien quiere ir más allá y se plantea invertir en micros de modelado, que prometen sonar como varios clásicos en uno solo. Yo misma probé el Slate Digital ML‑1A, un micro que divide opiniones pero que puede ser muy versátil si tienes el entorno adecuado. Si quieres saber mi experiencia real, echa un vistazo a esta otra publicación
Al final, es cuestión de ver qué se adapta mejor a tu espacio, tu presupuesto y tu forma de grabar.
Reflexión final
Grabar voces en un piso de ciudad es un ejercicio de humildad. Te enseña a adaptarte, a escuchar mejor tu entorno y a ser creativo con los recursos.
Si algo he aprendido es que no necesitas gastarte una fortuna para sonar bien. Lo que más ayuda es entender el espacio, tener un plan y no frustrarte demasiado.
Espero que algo de esto te sirva. Y si tienes tus propios trucos para sobrevivir a la jungla urbana al grabar voces, me encantaría conocerlos.
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