Tras nuestro artículo de ayer, más novedades sobre las cancelaciones y la tensión ética que atraviesa el Sónar 2025. Hoy, con nuevas declaraciones y más bajas confirmadas, la situación exige ser contada desde otro ángulo.
El relato de un festival en disputa
Hoy, a solo un día del arranque oficial del Sónar, dos voces aparentemente alineadas en valores han hablado desde lugares opuestos. Por un lado, la cantante Ouineta ha anunciado públicamente que no actuará en esta edición del festival. Por otro, Enric Palau, cofundador del Sónar, ha concedido una entrevista extensa a La Vanguardia en la que defiende la continuidad del proyecto y su independencia estructural. Ambos se declaran defensores de la cultura como espacio colectivo y libre. Pero sus decisiones se bifurcan: una se retira, el otro resiste.
La voz que se retira
El comunicado de Ouineta es directo, sentido y, sobre todo, político. Dice que actuar en el Sónar era un sueño, pero que en el contexto actual —refiriéndose al genocidio contra el pueblo palestino y a la complicidad de los fondos de inversión en esa violencia—, subir al escenario le resulta incompatible con los valores de su proyecto artístico. No es una crítica al festival como institución, sino una declaración ética sobre sus vínculos estructurales.
Más allá de lo literal, hay algo dolorosamente coherente en sus palabras. La artista no solo señala al conflicto en Palestina, sino también a las “estructuras de poder y negocio que giran a su alrededor”. No hay eufemismos. Se refiere a KKR, el fondo de inversión vinculado indirectamente al Sónar a través de su control sobre Superstruct, el conglomerado que gestiona el festival desde hace años.
La voz que permanece
Mientras tanto, Palau, en declaraciones recogidas hoy por La Vanguardia, insiste en la voluntad de preservar el Sónar como un bien común más allá de sus fundadores. Dice que el festival mantiene el 87 % de su programación prevista y el 100 % de su duración musical. Habla de continuidad generacional, de una edición especialmente innovadora y de su traslado definitivo a L’Hospitalet en 2026.
Pero cuando toca el tema de la polémica, su discurso se sitúa en un terreno menos firme. Reconoce el genocidio en Palestina, asegura estar en contacto con los artistas y dice respetar la libertad de expresión. Sin embargo, insiste en que la operación de adquisición por parte de KKR fue “puramente financiera”, y que ellos no tuvieron “ni voz, ni voto”.
Es una posición compleja, sin duda. Palau parece situarse entre dos frentes: el deseo legítimo de sostener un proyecto cultural que ha marcado época, y el malestar de una comunidad artística que empieza a percibir fisuras entre el discurso y la práctica.
La lista que ya no está
Durante semanas, el festival mantuvo en su web oficial un listado de artistas que habían decidido cancelar su participación. Esa lista ya no está disponible. Se ha retirado sin explicaciones. Lo que sí sabemos, gracias a 324.cat, es que las bajas superan la cuarentena, y que siguen aumentando.
Estos son los nombres confirmados que se han caído del cartel:
Franja del Festival | Artistas |
---|---|
Sónar de Noche | Arca, Rone, La Horde, EYRA, Oma Totem, DJ Paca, DJ Sosa RD, Tiyumii, Sega Bodega (por motivos de salud) |
Sónar de Día | Ouineta, ABADIR, Akyute & Alice Sparkly Kat, Ancient Pleasure, Animistic Beliefs & Jeisson Drenth, Dania & Mau Morgó, DjSport, Emma dj, Forensis & Bill Kouligas, dj g2g, Heith, James K, Günseli Yalcinkaya & Andrea Belosi, Juliana Huxtable, KEBRA, Le Motel, NEW YORK, Nexus (B4mba & Mooki6), patten, Sara Persico & Mika Oki, Shannen SP, Shapednoise & Sevi Iko Dømochevsky, Sofia, Vica Pacheco, Ville Haimala, YESSi PERSE & laSADCUM, Asia, Shaun J. Wright, Paquita Gordon, DJ Sama AbdulHadi |
Entre estos nombres hay artistas de todas partes del mundo, muchas mujeres, muchas voces queer, muchas propuestas críticas que han sido esenciales para el carácter del festival en los últimos años. La DJ Sama AbdulHadi, de origen palestino, también ha hecho pública su retirada hoy, declarando que no puede asociarse con instituciones vinculadas a KKR.
Un pulso entre relato y realidad
El festival comienza este jueves. Las preguntas se acumulan:
¿Habrá más cancelaciones en las próximas horas?
¿Conseguirá el festival mantener su promesa de continuidad sin asumir el desgaste moral que este conflicto le está generando?
¿Se puede construir un espacio cultural verdaderamente libre cuando depende de estructuras económicas que se perciben como cómplices de violencia?
Mientras la organización se esfuerza por actualizar su cartel sin hacer demasiado ruido, y artistas como Ouineta deciden bajarse del escenario por no querer blanquear con su presencia una estructura que consideran tóxica, la edición 2025 del Sónar ya se ha convertido en algo más que un festival de música avanzada. Es ahora un caso de estudio sobre los límites de la independencia cultural en el contexto global del capital.
Lo que ocurra a partir del jueves será determinante. No ya para esta edición, sino para la credibilidad futura del proyecto. Estaremos atentos y presentes para informaros.