Llevaba meses con ganas de probar el Ableton Push 3 Standalone. La idea de tener un centro de producción musical que funcionara sin ordenador me parecía casi ciencia ficción. Un todo en uno que pudiese sustituir al portátil, con pads sensibles al toque, interfaz de audio integrada, batería… ¿Qué podía salir mal?
Pues, como siempre, nada es tan perfecto como suena en la nota de prensa. Pero tampoco tan limitado como dicen los más escépticos.
Empezar sin cables, sin DAW… sin excusas
La primera sensación al encenderlo y usarlo sin conectar nada más es de libertad. No tener que abrir el portátil, buscar un enchufe, cargar un proyecto… simplemente te sientas y tocas. Incluso la curva de aprendizaje es menos dura si ya has usado versiones anteriores del Push o estás familiarizada con Ableton Live.
Para sesiones de improvisación, sketches rápidos, grabación de ideas o incluso montar un directo, Push 3 Standalone se siente fluido y capaz. Todo se mueve con soltura gracias al procesador ARM, y el sistema operativo está bien pulido, sin cuelgues ni bugs raros.
Pero ¿puedes producir un tema entero sin el ordenador?
Aquí viene el matiz. La respuesta corta es no. La larga es: puedes, pero no querrás. Y no porque sea un mal dispositivo, al contrario. Pero la experiencia standalone tiene límites claros que no siempre se mencionan.
Por ejemplo:
- No hay compatibilidad con plugins VST/AU. Lo que ves es lo que hay: los dispositivos nativos de Ableton y poco más.
- La vista de arreglos no está disponible, lo que complica mucho estructurar temas complejos sin volver al ordenador.
- El audio multitoma o el reamping pueden ser frustrantes si vienes del mundo del estudio.
- Y la batería, aunque útil, no dura tanto como para olvidarte del cargador.
Eso sí, la calidad de construcción es impecable, los pads MPE son lo mejor que ha hecho Ableton hasta ahora, y la sensación física de tocar y manipular sonido directamente es adictiva.
En qué brilla realmente
Push 3 Standalone no es un sustituto del DAW. Es más bien un nuevo eslabón en la cadena creativa. Si lo usas como bloque de arranque, como libreta de ideas musical, o como instrumento de directo (¡qué maravilla para el live!), es difícil pedirle más.
Además, si ya tienes una licencia de Ableton Live, puedes sincronizar los proyectos fácilmente entre el Push y el ordenador, así que nada se pierde en el camino. Todo lo que hagas en modo standalone se puede seguir puliendo en el DAW como si nada.
Entonces… ¿vale la pena?
Sí, si sabes lo que compras. No es el “killer” de la producción tradicional, pero sí un cambio de paradigma que abre muchas posibilidades nuevas. Yo no me desharía de mi ordenador, pero desde que tengo el Push 3 Standalone, he encendido menos veces el portátil solo para crear. Y eso ya dice mucho.
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