El próximo sábado 14 de noviembre el colectivo Sagan Club volverá a montar una nueva fiesta en la madrileña Sala Siroco con un invitado muy especial: el norteamericano Gunnar Haslam.
Para quién no conozca a Gunnar Haslam hay que decir que es una de las últimas revelaciones de la escena electrónica y un valor muy aseguir en el futuro. Este productor comenzó su carrera en física mientras todavía estudiaba en la Universidad de Nueva York, donde contribuyó al experimento ATLAS, relacionado con el detector de partículas subatómicas del mismo nombre construido como parte del Gran Colisionador de Hadrones. En el momento de su graduación (2011) se había desilusionado de la física y optó por estudiar tecnología de la música, con un enfoque particular en el procesamiento de señales. Toda esta diatriba viene porque durante esa época comenzó a comprar discos en A1 Records, donde acabaría conociendo a la persona que iba a dar un giro total a su vida: Ron Morelli, el fundador del sello L.I.E.S.
Su debut en el sello de Morelli fue a lo grande, con todo un señor LP (Mimesiak) que le puso enseguida en el mapa y le dio el empuje necesario para comenzar una carrera que ya le ha llevado a dejar su impronta en sellos como Argot, Delsin o Mister Saturday Night, y a girar por todo el mundo. Precisamente sus trabajos en este último sello fueron los que hicieron que los chicos de Sagan quedasen cautivados con su sonido, que bebe claramente del techno sobrio con cierto toque lo-fi y que tan pronto le da al ambient, industrial, acid o incluso al house. A la hora de pinchar sus gustos son parecidos, añadiendo a la ecuación algo más de ese poso house que es el que les acabó por convencer y hacer que encajase en una noche del Sagan Club.
Como es habitual, sus residentes Defence of Excess serán los encargados de realizar el warmup. En esta ocasión oscurecerán un poco su estilo y le darán más protagonismo a esa vertiente techno que intentan colar de vez en cuando en los últimos compases de las fiestas cuando ya se han venido arriba. Ahora tendrán manga ancha para dar un buen toque de betún al dancefloor del Siroco, trazando una línea sinuosa entre el disco, el house y el techno para que nuestro invitado pueda arrasar con todo (y todos) con su maestría, arte y ciencia.