Brian Eno, considerado como el padre del Ambient vuelve a este terreno con su nuevo álbum Reflection que cuenta con un solo track de prácticamente una hora de duración, que se publicará el primer día del próximo año tanto en los formatos tradicionales como con una app que permitirá que el disco suene distinto en cada escucha gracias a una serie de versiones a precio especial para Apple TV e iOS que reflejan el trabajo de Eno en la música y las artes visuales y generativas a lo largo de varias décadas. Creadas junto a su histórico colaborador Peter Chilvers, las piezas contienen sonido e imagen generativas, siendo una continuación de los proyectos de software de Eno tales como 77 Million Paintings y The Ship.
El propio Eno explica este nuevo trabajo de la siguiente manera: “Reflection es el más reciente de mis experimentos Ambient y el más sofisticado hasta la fecha. Mi intención original con la música Ambient era la de hacer música infinita, música que estuviese ahí todo el tiempo que quisieras. También quería que esta música se desplegase de manera diferente cada vez – ‘como sentarse junto a un río’: siempre es el mismo río, pero siempre está cambiando. Pero los discos – ya sea vinilo, casete o CD – están limitados en duración, y se reproducen de manera idéntica cada vez que los escuchas. Así que en el pasado, tras crear los sistemas que hacen la música, estaba limitado a grabar 30 minutos o una hora, y eso era lo que se publicaba. REFLECTION en su forma de álbum – en vinilo o CD – es así. Pero la app con la que REFLECTION es producido no está restringida: crea una versión infinita e infinitamente cambiante de esta pieza de música.
La creación de una pieza musical de este tipo tiene tres fases: la primera es la selección de los materiales sonoros y de un modo musical – una constelación de relaciones musicales. Estas son entonces asignadas a patrones y exploradas por un sistema de algoritmos que varían y permutan los elementos iniciales con los que las alimento, resultando en un cauce (o río) de música en mutación constante. La tercera fase es escuchar. Una vez que pongo en marcha el sistema paso mucho tiempo – días y semanas, de hecho – viendo qué hace y ajustando los materiales y las normals que controlan los algoritmos. Es parecido a la jardinería: plantas las semillas y las atiendes hasta que consigues un jardín que te guste.”
A su vez, Peter Chilvers explica el reto que ha supuesto este trabajo:
“Traducir la composición a software permitía una oportunidad extra; las propias reglas podían cambiar según la hora del día. La armonía es más luminosa por la mañana, y se transforma gradualmente a lo largo de la tarde para alcanzar la tonalidad original al anochecer. A altas horas, nuevas condiciones entran en juego, que adelgazan las notas y ralentizan todo.”